¿Béjar y la Sierra de Francia en una misma ruta? Los que conozcan un poco la provincia de Salamanca pensarán que nos hemos vuelto locos o que no tenemos ni las más mínimas nociones de geografía. Tranquilos, todo tiene su explicación. La Portilla Bejarana es el nombre que recibe uno de los balcones más privilegiados que posee el Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia. Aunque dista de la ciudad textil algo más de 50 kilómetros, las vistas que se observan desde esta atalaya de las cumbres de las sierras de Béjar y Candelario son excepcionales. De ahí su nombre, la Portilla Bejarana. En cuanto a la ‘Torrita’, habrá que esperar un poco para saber a qué nos referimos.
Aclarado el posible equívoco, queremos asegurar que la ruta de la Portilla Bejarana y la ‘Torrita’ es una de las más espectaculares que hemos hecho en nuestra vida. Aunque llevamos practicando senderismo desde 2010, hasta el año 2016 no supimos de su existencia. No obstante, se trata de una ruta que no está señalizada en su mayor parte, aunque no ofrece demasiadas complicaciones de orientación. En el privilegiado entorno de Las Batuecas realizamos la ruta del Chorro, pero no habíamos vuelto a adentrarnos por uno de los espacios naturales más cautivadores de toda España. Y la mejor forma de regresar fue con este itinerario circular de 14 kilómetros son salida y llegada en la localidad de La Alberca.
El inicio de la ruta se encuentra en la Casa del Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia. Para llegar hasta él hay que cruzar todo el pueblo de La Alberca y al final del mismo, donde la carretera hace una pronunciada curva, aparece un edificio con un amplio aparcamiento. En él se puede dejar el vehículo sin problemas y dar comienzo al trayecto que nos llevará hasta la Portilla Bejarana y la ‘Torrita’.
Justo por detrás de la Casa del Parque sale el sendero PRSA-10 (La Alberca-Las Batuecas), perfectamente señalizado con marcas amarillas y blancas. El primer kilómetro se desarrolla por una amplia y cómoda pista que transita entre un frondoso bosque de pinos con vistas a la Peña de Francia. En un momento dado, el camino se desvía ligeramente a la izquierda para cruzar con precaución la carretera SA-201, la que une La Alberca con la alquería cacereña de Las Mestas, famosa por contar con una de las mejores piscinas naturales del norte de Cáceres.
Seguiremos por el camino marcado en paralelo a la mencionada carretera hasta llegar al puerto de El Portillo, a 1.240 metros de altitud. En este lugar se ubica un aparcamiento y un mirador, que ya ofrece algunas fabulosas panorámicas de Las Batuecas. Nada comparable con lo que vendrá a partir de ahora, pero sí un pequeño aperitivo que indica que nos adentramos en un lugar singular.
Justo al lado de un panel informativo que reza “Mirador de El Portillo”, sale una amplia pista forestal que habrá que tomar, dejando así definitivamente las marcas blancas y amarillas del PRSA-10. Por este cortafuegos caminaremos tan solo unos cien metros, puesto que habrá que estar muy atentos al sendero que sale a nuestra derecha. Se ve perfectamente (imagen inferior) ya que, junto a él, hay un cartel de la Junta de Castilla y León de acceso restringido al tratarse de una zona de reproducción de especies amenazadas. En este punto es clave prestar mucha atención para no tener que deshacer lo andado.
A partir de este momento comienza el verdadero espectáculo de Las Batuecas. Tres kilómetros exactos de sendero que nos llevarán hasta la Portilla Bejarana y que transitan por las faldas del pico de la Orconera (1.415 metros). Las panorámicas desde el camino nos muestran una sucesión de pequeñas cumbres teñidas de verde que parecen dibujadas por un artista. La tenue neblina que había el día que realizamos la ruta configuraba una imagen de postal totalmente idílica. Esta es una de las razones por las que descender por la carretera que une La Alberca con Las Mestas es una auténtica gozada. El pensamiento al bajar con el coche es: “Ojalá pudiera adentrarme entre esas montañas”. Pues bien, con esta ruta se consigue.
El sendero que conduce hasta la Portilla Bejarana combina zonas de vegetación dominadas por los robles y las hayas, y otros donde la roca y los pequeños matorrales adquieren el protagonismo. Habrá que rodear un pequeño risco en el que el caminante se puede encaramar para seguir disfrutando del magnetismo de ciencia-ficción de Las Batuecas. Con un poco de suerte se podrá ver a alguna que otra cabra montesa que habita en esta zona de la provincia de Salamanca. Nosotros no vimos ni una sola, aunque haberlas haylas.
Después de pasar junto a una jaula usada para anillar animales, bordearemos un gran risco, llamado de Los Altares, para encontrarnos de sopetón con la Portilla Bejarana. Como aquel que abre una ventana y contempla de repente un paisaje inolvidable, la ruta hace un pequeño quiebro para mostrar ante nuestros ojos una panorámica única de las sierras de Béjar y Candelario. Como era diciembre, sus cumbres estaban nevadas y eso confería una mayor belleza al entorno. Ante ustedes, la Portilla Bejarana.
Llegados a este punto, sería una pena seguir la ruta circular sin desviarse unos pocos metros para visitar la ‘Torrita’. Es el tramo más complicado de todo el recorrido, puesto que apenas se encuentra marcado y hay que abrirse paso entre la maleza y las rocas sueltas. Hay que extremar la precaución para no resbalarse, pero el esfuerzo merece la pena. Como comprobaréis en el track de Wikiloc, tan sólo que hay que desviarse ligeramente a la izquierda para caminar por la base del risco de Los Altares. Pronto tendremos ante nuestros ojos la conocida como la ‘Torrita’. Sobran las explicaciones sobre su nombre, puesto que es una formación rocosa que tiene la forma de una pequeña torre. Recuerda a esos roques canarios como el Cinchado de Tenerife (el que aparecía en lo billetes de 1.000 pesetas) o el Roque Nublo de Gran Canaria. La ‘Torrita’ es bastante más pequeña, pero tiene un encanto especial. Merece la pena sentase en su base, respirar el aire puro de Las Batuecas y deleitarse con un entorno en el que se olvida cualquier problema. Una terapia gratuita e infalible.
Despues se visita en la ruta de Los Molinos de San Martín del Castañar— es el momento de deshacer lo andado con mucha precaución.
Volveremos al cruce donde cogemos el desvío hacia la ‘Torrita’. Para localizarlo se puede tomar como referencia una pequeña formación rocosa que hay justo delante. El camino que debemos enfilar también está señalizado con unos pequeños hitos de piedra y desciende zigzagueando durante unos metros. En la imagen del track de Wikiloc se aprecia perfectamente. Esta bajada es otro de los momentos más complicados de la ruta, puesto que el suelo está repleto de pequeñas rocas sueltas y habrá que tener mucha precaución para no resbalarse. Este tramo y el que lleva a la ‘Torrita’ son los que hacen que califiquemos la ruta como moderada, puesto que el resto no supone dificultad alguna.
El sendero desemboca en una pista donde tendremos que girar a la izquierda. Por este camino seguirnos durante algo más de dos kilómetros disfrutando de unas vistas diferentes a las que teníamos en la parte inicial de la ruta. A nuestra derecha veremos las localidades de Herguijuela de la Sierra y Madroñal. Además, el color de los castaños y robles, especialmente en otoño, parecerá un cuadro de cualquier artista del realismo pictórico.
A la altura aproximada del kilómetro 8 la pista por la que hemos transitado enlaza con el camino que une La Alberca con Herguijuela de la Sierra. Para ello habrá que girar a la izquierda e iniciar la parte final de la ruta por el PRSA-14. Los que en este punto piensen que la belleza del trayecto ha terminado, se equivocan de plano. Este camino es una auténtica oda al otoño y la naturaleza. Las hojas de los castaños, hayas y, especialmente, de los robles, forman un manto perfecto a los pies del senderista. Una alfombra de tonalidades marrones, rojizas y ocres que parece llevar al mismísimo edén. Por si fuera poco, el agua también pone su granito de arena. Una pequeña piscina natural que aparece poco después del desvío al PRSA-14 y los arroyos del Arromilano y de los Milanos colocan la guinda a este pastel natural.
El camino llega hasta la urbanización Río La Llana y desde ahí hasta La Alberca se toma parte de la llamada Senda de los Cortinales, que transita entre pequeñas parcelas y huertos. De esta forma nos plantaremos de nuevo en la localidad serrana, una de las más bellas de toda España, para recorrer sus calles y su conocida plaza Mayor y regresar a la Casa del Parque donde dejamos el vehículo.
De esta forma concluye la que es una de las rutas más apasionantes que hemos realizado como senderistas. Un viaje al corazón de Las Batuecas donde poder sentir su latido. El latido potente y vigoroso de un parque natural que hay que reivindicar y proteger.
Nota: (imágenes ver en el artículo original)
Fuentes: https://viajeconpablo.com/portilla-bejarana/
No hay comentarios:
Publicar un comentario