Ya en 1931 Juan Domínguez Berrueta advirtió en su “Salamanca. Guía sentimental” que, cuando poco antes de la publicación de esta obra se derribó el atrio de la Catedral, se dejó “obstruida” la entrada a un túnel “interesante y olvidado” que pasaba bajo la seo. Casi un siglo después, el estudio geotécnico realizado con motivo de la restauración de ese mismo espacio confirma la existencia de galerías subterráneas a una profundidad variable de entre 3 y 4 metros por debajo de la plaza de Anaya. En dos de las cuatro perforaciones realizadas por la empresa especializada localizaron estas oquedades, una de las cuales tendría varios metros de altura.
Ante la posible presencia de restos arqueológicos del periodo protohistórico o posteriores y para intentar descubrir el origen de estas galerías, la Comisión Territorial de Patrimonio autorizó el pasado miércoles un estudio arqueológico en estos terrenos que limitan con la basílica.