miércoles, 10 de diciembre de 2014

Bragança

De las muchas ciudades portuguesas llenas de encanto, Bragança es una de ellas. Se encuentra situada en la Región Norte de Portugal, subregión de Alto Trás-os-Montes. La frontera con España queda muy cerca, a sólo 22 kilómetros.

De origen medieval, Bragança (Braganza en castellano), posee un casco histórico amurallado que se encuentra en lo alto del valle de la Serra de Nogueira, a 600 metros de altitud sobre el nivel del mar. Por sus preciosas calles empedradas descubriremos todo tipo de monumentos de distintas épocas y estilos arquitectónicos.

Cualquier época es buena para visitar la ciudad de Bragança pero, si preferimos el sol, mejor hacerlo en primavera o verano. La localidad disfruta de un clima mediterráneo templado, que recibe influencias tanto continentales como oceánicas. Los veranos son cálidos y secos, con muchos días soleados. Sólo suele llover algunos días a última hora de la tarde en forma de tormenta. Los meses de invierno son fríos y lluviosos, y no es raro que nieve. Pero tampoco faltan luminosos días soleados en invierno.

martes, 2 de diciembre de 2014

La judería de Miranda del Castañar

Miranda del Castañar y su judería están representadas por intrincados callejones,
ocupados en su mayor parte por voladizos que aparentan estrechar su anchura, y por el cruce de símbolos que, a cada paso, recrean un ambiente en el que, en otros tiempos, convivían tres culturas: judíos, árabes y cristianos.

Una población salmantina de Miranda del Castañar se asienta sobre una loma  coronada por el castillo y su recinto amurallado. El juego de seducción cultural se debe iniciar, por ello, con la visita a la fortaleza, situada al este. Siendo uno de los mejor conservados de la provincia, se distribuye a lo largo de un planta de trapecio irregular, con cubos en los ángulos, donde se abren ventanas germinadas. La torre del homenaje no se alza en el centro del recinto, sino que se desplaza hacia el norte, para aproximarse al camino de reonda desde el que, gracias a un puente levadizo, se obtenía un único acceso al interior, a la altura de la segunda planta. La torre es un rectángulo de mampostería muy irregular, con refuerzo de sillería en las esquinas. Su interior se dividía en cuatro plantas, de suelos de madera, mientras que la superior, o terraza, protegida por un almenado, hoy desaparecido, se apoyaba sobre una cornisa volada de matacanes con garitones rectangulares en las esquinas.

La Raya de Extremadura

Damas y nobles señores, campesinas y pastores, dragones e historias que han forjado un grueso libro de leyendas que se han tejido de boca en boca, de esquina en esquina, han configurado un carácter. La línea divisoria entre la frontera portuguesa, a la altura de Extremadura, es un recorrido tan extenso como rico y fascinante.

Ese carácter fronterizo, con similitud no sólo natural, sino también cultural y social, se vive en la Raya que, en Extremadura, comienza al norte, en la Sierra de Gata, y finaliza en Valencia de Mombuey o Valencita, como gustan de llamarla en la zona. En esta línea entre ambos países, a uno y otro lado se dejan ver imponentes fortalezas y estilos arquitectónicos dispares que van desde el granito al ladrillo, pasando por la pizarra, el adobe y la caliza. Casi trescientos kilómetros de frontera donde la naturaleza se muestra en forma de verdes serranías, dehesas repletas de encinares y llanuras de pastos, destacando la riqueza de la sierra de San Pedro, en Badajoz, y la Sierra de Gata, en Cáceres.