Aunque es un lugar de “peregrinaje” para comprar toallas, productos textiles, muebles y café, hay mucho que ver en Miranda do Douro, una ciudad portuguesa fronteriza enclavada en las Arribes del Duero y con un interesante casco histórico
Los que vivimos en Salamanca y Zamora relacionamos la ciudad portuguesa de Miranda do Douro con las toallas y los muebles. Es un tópico que se ajusta a la realidad, pero que ofrece una visión bastante reducida de este bello enclave. De hecho, cuando era pequeño fui en varias ocasiones a Miranda do Douro acompañado de mis padres a hacer compras y, hasta que no regresé en el año 2016, no comprobé que esta localidad fronteriza tiene mucho que ofrecer. Mi visión y opinión de ella han cambiado por completo y por eso quiero compartirla con todos vosotros y demostrar lo mucho que ver en Miranda do Douro al margen de hacer las preceptivas compras.
Miranda de Douro se encuentra junto a la frontera hispano-lusa con la provincia de Zamora, a poco más de media hora en coche desde Fermoselle y a 47 minutos de la capital zamorana. Una de sus principales virtudes radica en encontrarse en el Parque Natural do Douro Internacional, la versión portuguesa del Parque Natural de las Arribes del Duero, esta maravilla de la naturaleza donde el río transita encajonado entre profundos cañones repletos de vegetación.
Paseos en barco en Miranda do Douro
Miranda do Douro se alza sobre una colina desde la que se obtienen unas excepcionales vistas de las Aribes del Duero y del salto o presa de Miranda. Antes de ascender hasta la localidad, veremos a la derecha de la carretera el muelle desde el que se realizan los paseos en barco por el río, sin duda uno de los grandes atractivos de esta ciudad. Se trata de un crucero ambiental de una hora y media de duración que tiene un precio de 16 euros para los adultos y 8 para los niños. Durante el trayecto se realizan explicaciones de la flora y fauna de las Arribes y a la conclusión se celebra una exhibición de aves rapaces y una degustación de vinos de Oporto. Las salidas tienen lugar a las 17:00 horas los días de diario, y a las 12:00 y 17:00 horas los fines de semana. Los billetes se pueden obtener a través de esta página web o en el mismo embarcadero. En nuestro caso declinamos hacer este crucero puesto que el día estaba un tanto desapacible. Es una asignatura pendiente para otra ocasión, ya que como reflejo en el post de los mejores paseos en barco de Europa, las travesías por las Arribes del Duero son una experiencia formidable.
Compras en Miranda do Douro
Vamos a empezar por lo típico y tópico que realizan la mayor parte de las personas que recalan en Miranda do Douro: las compras. Para ello nos tenemos que quedar en el barrio comercial al norte de la ciudad, totalmente separado del casco antiguo aunque de un lugar a otro se puede ir caminando perfectamente. Dos calles paralelas son las que aglutinan la actividad comercial de Miranda: la rua 25 de Abril y la rua do Mercado. En esta zona también se encuentran un buen número de restaurantes y varios hoteles.
En estas dos calles podremos ver un sinfín de pequeñas tiendas con productos textiles a bajos precios. Toallas, calcetines, pijamas, paños de cocina, sábanas, camisetas, albornoces… Doy fe de que se pueden localizar verdaderas gangas. Sólo hay que entrar, rebuscar un poco y listo. Todos estos establecimientos también venden el buen café que se comercializa en Portugal.
La otra vertiente de las compras la copan las tiendas de muebles. Miranda do Douro tiene una importante fama en el lado español por su buena relación calidad-precio. Muebles fabricados con materiales de primera, con diseños que no se han anclado en el pasado y que se adaptan a los nuevos tiempos y que además poseen precios bastante competitivos. La mayoría de las tiendas de Miranda do Douro se desplazan a España llevar los muebles y montarlos.
En paralelo a las dos calles comerciales está la rua do Penedo Amarelo, donde se ubica un mirador sobre el Duero que nadie se puede perder. De hecho las tiendas y restaurantes de la rua do Mercado poseen grandes cristaleras con esas mismas vistas.
Casco histórico de Miranda do Douro
Es prácticamente un delito viajar hasta Miranda do Douro y no adentrarse en su casco histórico. Está muy bien hacer el paseo en barco e ir de compras, pero a sólo unos metros de las calles comerciales se puede hacer un viaje a los orígenes de esta ciudad que en su día tuvo una importancia clave en la geografía portuguesa. Subiendo por cualquiera de las tres vías que se adentran en el casco histórico (Abade de Baçal, Mouzinho de Albuquerque o Raínha D’Catarina) llegamos a la coqueta plaza Joao III, epicentro de la localidad. Allí se encuentra el bonito edificio de la Camara Municipal (Ayuntamiento) y justo enfrente el Museo de la Tierra de Miranda, donde, a través trajes, utensilios de trabajo y otros objetos se tiene la oportunidad de conocer la historia de la ciudad. La plaza está presidida por las esculturas de una pareja de mirandeses con el traje típico.
A escasos metros del centro neurálgico, se levanta un monumento imprescindible que ver en Miranda de Douro. Hablamos de la Concatedral. Esta construcción del siglo XVI funcionó como Catedral hasta que en 1780 la diócesis se trasladó a Bragança, lo que da una idea de la relevancia de Miranda do Douro hasta el siglo XVIII. Hoy en día se cataloga como concatedral, iglesia matriz o antigua sé. Posee una arquitectura manierista, pero una de las sorpresas que tiene este templo está en su interior. Se trata del retablo mayor del siglo XVII obra del genial escultor vallisoletano Gregorio Fernández, autor de algunas de las tallas que salen en procesión en Semana Santa por las calles pucelanas. Destaca también el bello órgano del siglo XVIII.
Dentro de la Concatedral nos llamó la atención una vitrina en la que está colocada una pequeña figura llamada Menino Jesus da Cartolinha. Se trata de una talla de unos 40 centímetros que representa al niño Jesús, pero con un vestuario totalmente laico. De hecho la vitrina alberga todos los trajes que se le van colocando en diferentes épocas del año, con sus camisas, zapatos, sombrero… Muy curioso. Esta figura se ha convertido en un símbolo de Miranda do Douro y la leyenda dice que se le apareció a las tropas portuguesas para darles valor y fuerza cuando la ciudad estaba asediada por el Ejército español. Otra leyenda tiene más que ver con la forma en la que está vestido. Se dice que un joven oficial portugués de Miranda estaba a punto de casarse cuando murió en la batalla contra las tropas españolas. Para honrar su memoria, su novia ofreció a la figura del niño Jesús el uniforme que iba a lucir su futuro marido el día de la boda.
Justo al lado de la Concatedral de Miranda do Douro se encuentran los restos de la muralla prerrománica que, en líneas generales, gozan de un buen estado de conservación. Desde esta zona también se pueden observar unas preciosas vistas del río Duero y de la zona del embarcadero del crucero ambiental.
En este punto, detrás de la Concatedral, el visitante tiene la oportunidad de pasear por las ruinas del antiguo Palacio Episcopal. La ciudad de Miranda do Douro ha convertido los arcos que se conservan del antiguo claustro del Palacio es una tranquila zona ajardinada.
De vuelta a la zona comercial pasamos por dos bellas iglesias, la de la Misericordia y la capilla de la Santa Cruz. Y antes de abandonar el casco histórico nos adentramos en los restos del Castillo de Miranda do Douro, que data del siglo XIII y que fue desmantelado durante la Guerra de los Siete años en 1762. Se puede contemplar la alcazaba y pasear por sus alrededores, donde también ya un frondoso jardín muy cuidado.
Fuentes: https://viajeconpablo.com/que-ver-miranda-do-douro/
No hay comentarios:
Publicar un comentario