Vídeo que te cuentan: LEYENDAS ALISTANAS_EL ENVENENAMIENTO DEL RIO
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Título: "LEYENDAS ALISTANAS_EL ENVENENAMIENTO DEL RIO"
Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=PNdPN48I6_4
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LEYENDAS ALISTANAS_EL ENVENENAMIENTO DEL RIO
EL ENVENENAMIENTO DEL RÍO
Se dice que en uno de los pueblos de la comarca, que baña el río Aliste, vivió en tiempos, ya remotos, una joven muy hermosa, hija de una familia muy rica. La joven, desobedeciendo ciegamente la voluntad de sus padres, un buen día se casó con un «buen mozo» del mismo pueblo pero pobre, sin «capital». Aún no se habían acallado los rumores que circulaban por el pueblo, cuando alguien, no se sabe quién, lo mató de noche en un camino. A partir de aquí empieza a tejerse la leyenda.
La mujer, después de llorar al muerto y enterrarlo, no quiso volver ya más al pueblo y se amuntió, se echó al monte, donde vivía en un caseto o choza abandonada fraguando su venganza.
Los pastores y pastoras decían, a quienes les preguntaban, que la veían en verano buscar hierbas y frutas silvestres como «perregutos», «meladas», «setus», «paniquesos», «arrabazas», «melujina» y «acedas» con que poder alimentarse. Afirmaban que otras veces la veían en invierno recogiendo «porros», leña para la larga temporada de nieve que tenía que pasar en la cabaña. Nada más sabían; no se atrevían por miedo o por respeto «porque les daba duelo» a hablar con ella, y, aunque le hubiesen preguntado alguna cosa, no les hubiese respondido. No bajaba del monte por ningún motivo, ni siquiera a enterrar a los suyos. Sin embargo, no hacía mal a nadie.
Pasaron los años. La gente la espiaba. Aquel día no salió de su caseto el humo que veían salir cada mañana. Los pastores, de regreso a casa por la tarde, dijeron que no la habían visto por ningún sitio de los que acostumbraba a andar. La noche cayó oscura, llovía fuertemente, era a finales de octubre, se acababa de hacer la sementera. En las cocinas de las casas, acurrucados junto a la lumbre, mientras las mujeres remendaban los zurrones de los vaqueros o preparaban la cena del pastor, no se hablaba de otra cosa. Por la mañana tampoco se vio humo en la cabaña. Efectivamente, la mujer del monte había muerto.
Comenzaron entonces las desgracias. Pocos días después, aparecieron muertas junto al río cuatro o cinco vacas que un vecino había llevado a abrevar momentos antes. Murieron también, río abajo, en otro pueblo, dos chotas que, al cruzarlo, se detuvieron a beber.
La noticia se divulgó rápidamente por toda la comarca, llenando de estupor a todos los paisanos.
¡Qué mala suerte!, comentaban unos.
No, las aguas bajan viciadas. ¡Alguien tiene que envenenar el río!, sostenían los más.
Entre los pueblos del contorno se suscitó una disputa culpándose los unos a los otros por desgraciar el río. Hubo algún muerto en la reyerta y seis hombres tuvieron que ir a declarar a la Audencia de Alcañices.
Esto no bastó. Las desgracias proseguían. Al año siguiente, por la misma fecha, apareció reventada, no lejos de la orilla, junto al molino, una caballería que había ido con unos costales de trigo a moler.
Fue entonces cuando la gente comenzó a reflexionar: todo acontece el mismo día, siempre junto al río, el mismo tipo de desgracia.Hay que dar con la verdad, se dijeron.
Así fue. La misma noche de Ánimas, una noche mágica que va del treinta y uno de octubre al uno de noviembre, algunos hombres valientes del pueblo se apostaron a la vera del río, junto al molino, y esperaron en silencio. A eso de la media noche vieron deambular el espíritu de aquella perversa mujer que había huido al monte y que, ahora, después de muerta, estaba tomando venganza.
Observaron cómo recogía hierbas venenosas, las machacaba en una vasija de barro y las vertía en los remansos del río.
Muy despacio, temblando, salieron a su encuentro y casi sin poder articular palabra:
¿Eres tú la que envenena nuestro río? ¿Qué quieres que hagamos por ti para que dejes de causarnos tanto daño?
Sí, soy yo, pero estoy arrepentida, respondió. Quiero que me recéis una oración por mi alma ya que es la Noche de Ánimas.
Dicho esto, desapareció.
A la mañana siguiente contaron lo sucedido y en toda la comarca se descubrió el secreto del río. Algunos curiosos se encaminaron al molino y sólo pudieron ver, flotando entre las aguas del río, y arrastrado ya por la corriente, un ramo de novia con una cinta de seda en la que estaba escrito este letrero:
Agua que no has de beber, déjala correr.
Del libro «Paisaje y Alma de Aliste» (1.991) de Gregorio Rodríguez Fernández.
«LA NOVIA Y EL MOLINO» .Ilustraciones de JB
Fuentes.
Artículo: "LEYENDAS ALISTANAS_EL ENVENENAMIENTO DEL RIO" Publicado en https://www.youtube.com/ por Villamayor de Campos el 29 mar 2024. Consultado el 12/04/2024.
URL: https://www.youtube.com/watch?v=PNdPN48I6_4
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