Vídeo que te cuentan: LEYENDAS ALISTANAS_ADIOS SIERRA DE LA CULEBRA_ZAMORA
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Título: "LEYENDAS ALISTANAS_ADIOS SIERRA DE LA CULEBRA_ZAMORA"
Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=06b1FjC_2BE
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LEYENDAS ALISTANAS_ADIOS SIERRA DE LA CULEBRA_ZAMORA
¡ADIOS, SIERRA DE LA CULEBRA...!
La estancia de los «moros» en la comarca no está demostrada, sólo por indicios. Sin embargo, el pueblo los ha hecho protagonistas de muchas leyendas que circulan por Aliste.
Existe la creencia unánime por estas tierras de que los moros eran ricos, que huyeron precipitadamente acosados por las tropas cristianas del norte, y que, no pudiendo llevarse sus tesoros, por el peso, los dejaron escondidos en su huida por si más tarde la suerte se decantaba a su favor y les proporcionaba un feliz regreso.
La sierra, por su embrujo natural, al margen de la riqueza que en ella aún esté sin explotar, arrastra un rumor milenario de tesoros escondidos.
Bajo estos principios, la imaginación entusiasta del pueblo los admite como ciertos sin necesidad de ser demostrado y ha elaborado un mundo de ficción, de tesoros fabulosos escondidos en lugares apartados y recónditos, unos envueltos en pieles de toro, otros ocultos en vasijas, cuya localización podría hacer feliz a cualquiera. Porque, ¿a quién no le gustaría encontrar, por casualidad, un tesoro? ¿Qué labrador alistano no ha soñado alguna vez con el hallazgo de un tesoro bajo la reja de su arado?
La tradición ha inmortalizado estos hechos, reales o fantásticos, que expresan el dolorido sentir de los moros en el momento de su despedida:
«¡Adiós, Sierra de la Culebra, cuánto oro y plata queda en ella...!»
Cuentan los ancianos del lugar, que hace muchos, muchos años, que en cierta ocasión, un pastor que estaba con el «ganao» por las «pedrizas» de la Sierra, había encontrado una olla con polvo de oro por casualidad, cuando buscaba un buen palo en los retoños de una enorme «cándena» o madroñera, para un mango de un pico que le había encargado llevar su suegro.
¡Qué suerte la mía! se dijo.
Pero al destaparla vio que contenía como un polvillo oscuro, a simple vista insignificante.
¡Bah, esto no vale para nada; es como la «cernada» de la lumbre!
Y, enfadado, la cogió con ambas manos y la estrelló contra los «jeijos» o piedras blancas de la pedriza.
La olla se «escachó», se hizo añicos y el polvillo se escurre entre las piedras.
Entonces se acordó del dicho alistano que tanto le recordaba su padre, que Dios lo haiga perdonao... «guarda eso
que no jará servir pa algo».
Angustiado por el remordimiento, recogió unos cachos con residuos como pudo, vio que relucían y corrió a toda prisa hacia el pueblo a comunicar su extraña aventura.
Llegó al pueblo y antes de pasar a ver a la familia, se fue directo a casa del cura, que era el único que podía asesorarle.
El cura se llevó las manos al bonete y le echó en cara su torpeza, con lo que el disgusto del pastor fue inenarrable cuando le dijo que se trataba de un auténtico tesoro, sólo reconocible al trasluz, a los rayos del sol.
El pastor avergonzado salió «a la corrida» directamente para la Sierra donde estuvo «amontiao» durante varios meses sin bajar al pueblo.
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Tomada del libro «Paisaje y Alma de Aliste» de Gregorio Rodríguez Fernández
Fuentes.
Artículo: "LEYENDAS ALISTANAS_ADIOS SIERRA DE LA CULEBRA_ZAMORA" Publicado en https://www.youtube.com/ por Villamayor de Campos el 5 abr 2024. Consultado el 12/04/2024.
URL: https://www.youtube.com/watch?v=06b1FjC_2BE
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