La Senda del Gigante del Valle Estrecho esuna de las rutas más fácil para hacer con niños en el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre. Es un reportaje (vídeo, fotos y texto) de Javier Prieto Gallego.
LA SENDA DEL GIGANTE DEL VALLE ESTRECHO.
Vayamos por partes. El valle Estrecho es uno de los pliegues orográficos que caracolean por el sector meridional de la Montaña Palentina, al tiempo que da cauce al río Rivera en su camino hacia el embalse de Ruesga, muy cerca ya de Cervera de Pisuerga. Algo más allá el Rivera, que nace en la Fuente Deshondonada, misteriosa surgencia envuelta también por el halo de la fantasía, acabará sumando sus aguas al Pisuerga.
En el valle -que no es tan estrecho como viene a sugerir su nombre- se localiza un puñado de pequeñas localidades montañesas hasta las que merece la pena acercarse una vez cumplido el paseo: Rebanal de la Llantas, San Martín de los Herreros, Santibáñez de Resoba y Ventanilla, algunas de ellas fáciles de identificar a vista de buitre desde los dos miradores que conforman la espina dorsal del recorrido.
Todas ellas han vivido siempre con la silueta montañosa de la Sierra de la Peña en su horizonte más meridional, un perfil de cumbres que es, en realidad, la última barrera a salvar antes de la mareante inmensidad que son los horizontes rectilíneos de la meseta que se extiende por detrás. Este perfil de cumbres son, a su vez, los bordes meridionales del valle y por esa razón puramente geográfica tienden a verse a contraluz. Es decir, con su cara norte en sombra mientras el sol domina en lo alto a lo largo del día.
Así que así ha sido, más o menos, cómo esa línea de cumbres ha venido alimentando desde tiempos remotos la idea de una silueta fantástica, de un ser mitológico tumbado boca arriba como consecuencia de una historia sucedida cuando todavía los seres fantásticos habitaban la Tierra. De un personaje dormido, al mismo estilo que se da en otras cadenas montañosa más conocidas, como la de la Mujer Muerta en las sierras segovianas. Y ese ser fantástico, cuyo perfil ayudan a identificar un par de paneles instalados a pie de sendero, no es otro que el Gigante del Valle Estrecho.
La leyenda del Gigante del Valle Estrecho
Dice el cuento que hace ya ni se sabe, un gigante vivía muy cerca de San Martín de los Herreros. Y que con él vivía una hija que sentía en su interior la inmensa desdicha de que ningún joven del entorno se atreviera a ser su amigo por miedo, claro está, al genio (malo) que se le da por supuesto a todos los gigantes de cuento. El caso es que harta de esperar un novio que no llegaba por ninguna parte, decidió partir hacia las tierras llanas que se veían del otro lado de las montañas a probar, lejos de su padre, mejor suerte. En la treta utilizó un bebedizo hecho con hierbas de la zona que sumió en un profundo sueño a su padre, y huyó.
Cuando el gigante despertó del sueño y vio que su hija lo había abandonado montó primero en cólera y luego se puso a rebuscar de arriba abajo hasta que un caminante le informó de que su hija vivía ahora muy lejos, en compañía de un rico hacendado. Entonces, a la rabia siguió una profunda tristeza. Decidió abandonar su casa y subir hasta lo alto de Peña Redonda (1.996 m) para contemplar desde allí aquella inmensidad de Tierra de Campos hacia la que había huido su hija. Y allí estuvo durante días y noches enteras hasta que, por fin se quedo dormido, recostado sobre las rocas de lo más alto de la sierra.
Después de varios días de nieblas y tormentas, cuando el sol volvió a salir, se descubrió que el gigante había crecido tanto que se había transformado en una “gigantesca” estatua de piedra recostada sobre el perfil de la sierra. La misma que ahora se ve al contemplar esa misma sierra desde los dos miradores que recorre el sendero, con la inconfundible silueta redonda y ancha de la Peña Redonda haciéndole de panza y la cabeza recostada, mirando al cielo, un poco más hacia la derecha -si bien es verdad que aún hoy todavía hay quien discute en qué parte de la sierra están los pies, la cabeza y la panza-.
El paseo
El punto de arranque de este paseo con cuento, que tiene cuatro kilómetros entre la ida y la vuelta y un escaso desnivel, se localiza en el kilómetro 15,5 de la carretera que une Cervera de Pisuerga y Velilla, a 2 kilómetros de Santibáñez de Resoba. En el lugar donde se deja el coche encontramos el primer panel informativo. Ahí arranca también la rampa que, en un kilómetro, lleva hasta el mirador de la Peña del Águila, un balcón acotado entre los canchales para disfrutar de las vistas de ídem que se tienen sobre el pueblo de Rebanal de las Llantas, en el fondo del valle. Es la mitad del recorrido. El kilómetro que resta hasta el siguiente mirador va llaneando entre praderas hasta alcanzar las peñas que marcan el final del paseo. Es el lugar desde el que mejor se aprecia la figura del gigante dormido. Aunque no es lo único, ni mucho menos, por lo que merece la pena llegar hasta aquí: a la vista quedan algunos de los lugares más emblemáticos de la Montaña Palentina. Tantos que puede que el gigante, más que dormido, lo que esté haciendo en realidad es la digestión de un empacho: tanta belleza puede ser mucho incluso para un gigante.
Nota: para ver el video y las imagenes y demás datos de interes ver el artículo fuente.
Fuente:
Articulo: "El Gigante del Valle Estrecho y el Roblón de Estalaya (Palencia)" por JAVIER PRIETO GALLEGO,en el Blog Siempre de paso, el 11 de Abril de 2014
URL: http://www.siempredepaso.es/el-gigante-del-valle-estrecho-y-el-roblon-de-estalaya/
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