martes, 10 de enero de 2017

SORTELHA, ALDEA DE PORTUGAL

En muy pocas ocasiones tenemos la sensación de que el tiempo se detiene. Es una emoción que normalmente va ligada a momentos placenteros. Es sinónimo de paz, calma y sosiego. Algo que se valora mucho más en un mundo actual donde todo va demasiado deprisa. Pues bien, en el lugar que os vamos a describir no es que tengamos la sensación de que el tiempo se detiene. Más bien es una realidad constatable y palpable. Es como si el reloj de su torre Sineira se hubiese quedado petrificado en un momento muy concreto: el Medievo. Porque Sortelha, en Portugal, no abandonó nunca la Edad Media. Es muy complicado resistir a los envites del paso del tiempo y a la era de la tecnología, pero lo ha conseguido. Rehabilitada eso sí y prácticamente como un pueblo fantasma, aguanta estoica amarrada a esas rocas donde se levanta su castillo, su muralla y sus viviendas. Porque en Sortelha es difícil distinguir donde acaba la masa granítica y donde empieza una edificación. Como ocurre en esa otra joya portuguesa llamada Monsanto, la roca y la mano del hombre se fusionan en perfecta armonía como si las casas hubiesen nacido como setas de la inerte piedra.

Sortelha, al igual que Monsanto, forma parte de la docena de Aldeas Históricas de Portugal donde el tiempo no se mide en minutos. Pero Sortelha posee algo único dentro este grupo privilegiado, al que también pertenecen otras maravillas como Castelo Mendo, Belmonte, Almeida o Castelo Rodrigo. Puede que sea por su privilegiada situación, en una perfecta atalaya entre la Sierra de la Estrella y Malcata, por su trazado urbanístico o porque en su casco histórico residan apenas diez personas. Sea por la razón que sea, Sortelha parece trasladarnos a un lugar irreal que no casa con el mundo actual. Es lo que Íker Jiménez y los amantes del misterio llamarían “oopart”, objetos fuera de tiempo que aparecen en contextos totalmente desconcertantes.



Aunque cada vez son más personas las que acuden ex profeso a Sortelha, una de las razones por las que nunca será una especie de parque temático turístico es por su inaccesibilidad. No se encuentra de camino a ningún lado ni cerca de ningún otro. Dista un par de hora de Salamanca, otras dos de Plasencia y algo más de una hora de Ciudad Rodrigo, por poner tres ejemplos de las ciudades españolas más cercanas. Nosotros recalamos en Sortelha en un productivo día en tierras de Portugal que nos llevó en primer lugar a visitar la localidad de Belmonte y posteriormente a realizar la ruta de senderismo de los Meandros del río Coa en Sabugal. Llegamos a Sortelha cuando el sol, y los pocos visitantes que quedaban en la localidad, habían comenzado su retirada.

Qué ver en Sortelha, un viaje en el tiempo en Portugal

Es complicado explicar lo que se siente cuando se traspasa el umbral de la puerta de la villa para adentrarse en la ciudad amurallada. En ese mismo instante ocurre algo en el reloj. Las agujas se detienen y comienza un viaje calmado y reposado por la Edad Media. La tentación de perderse en las calles empedradas de Sortelha se solapa con la necesidad imperiosa de conquistar su castillo. Porque la estampa de esta localidad no se entiende sin esta construcción que fue mandada levantar en el siglo XIII por el rey Sancho II. Desde el castillo se divisa todo y más. Un paisaje virgen de olivos, encinas, pinos y castaños que parece interminable. Semejante disfrute para la vista explica la razón que llevó al monarca portugués a ordenar la edificación del castillo en este recóndito lugar. No para deleitarse con las panorámicas por supuesto, sino para ver llegar al enemigo con una antelación extraordinaria.

Todo aquel que visite el castillo no puede dejar de asomarse por el llamado balcón de Pilatos. Visto desde fuera parece el típico balcón de los cuentos al que las princesas salían para ver llegar a su amado príncipe. La historia es bastante menos romántica porque desde este lugar se lanzaban proyectiles, piedras y hasta agua y aceite hirviendo para defenderse del atacante. Esto se hizo hasta la Guerra de la Independencia, donde las tropas de Napoleón derribaron gran parte de la muralla de Sortelha, que recientemente se ha podido reconstruir.

En el mes de septiembre, Sortelha recrea las luchas medievales entre los reinos de Castilla y Portugal en el programa “Murallas con historia”. Música, teatro y desfiles que recuerdan el lustroso pasado de la localidad

Aunque el castillo sea su emblema y símbolo, Sortelha es un conjunto de pequeñas maravillas. Abandonando los restos de la obra encargada por Sancho II nos topamos con un clásico en las Aldeas Históricas de Portugal, el pelourinho o picota. Desde ahí penetramos en su puñado de calles que se pueden contar con los dedos de una mano. Calles empedradas engastadas en la roca granítica como si fueran una prolongación de ella. Casas bajas de una o dos plantas perfectamente rehabilitadas donde lo único que falta es la vida. Porque Sortelha es como una Venecia o una Brujas donde la gente se encuentra en los extramuros. En este caso por razones muy diferentes y con un resultado también muy distinto. Mientras en la ciudad italiana y en la belga el turismo ha ido desplazando a los oriundos, en Sortelha el casco histórico se encontraba totalmente abandonado y deshabitado. La iniciativa de Aldeas Históricas de Portugal consiguió que renaciera de sus cenizas sin perder ni un ápice de su fisionomía medieval. Mientras, las apenas 500 personas censadas en esta localidad residen fuera de las murallas en casas modernas y actuales, pero sin perder de vista desde sus ventanas el origen de su pueblo.

En esas calles podemos ver la curiosa casa número 1. Recibe este nombre por una inscripción que aparece en una de sus puertas, pero podría ser perfectamente por tratarse de la más antigua de Sortelha. De hecho data del mismo siglo en el que se construyó el castillo, el XIII. La llamada casa árabe, la que posee una curiosa ventana manuelina, la del gobernador o la de los Falçao, son otras de las singulares construcciones que nos muestra la inquietante Sortelha. Algunas de esas viviendas se han convertido en alojamientos turísticos o negocios hosteleros. En uno de ellos, en el bar do Forno, disfrutamos de un refresco mientras contemplábamos la Serra de Opa, el lugar en el que está enclavado Sortelha. Curioso bar cuya barra se encuentra en el interior de una pequeña cueva donde apenas caben dos o tres personas. No hace falta más, porque el interés del establecimiento está en su terraza panorámica en la que contemplar atardeceres de cine.

Además de adentrarse por sus calles, una buena forma de recorrer Sortelha es caminar por la muralla. Sus dos metros de anchura permiten ese paseo, aunque es conveniente tener precaución en los puntos que han sufrido algún desprendimiento. De esta forma podremos llegar a la torre do Facho, lugar en el que una marca nos indica que estamos a 786 metros sobre el nivel del mar. Otra torre, la Sineira o campanario es una perfecta atalaya, pero en esta ocasión para captar la mejor imagen del castillo del Sortelha.

Sortelha (sortija), cuyo nombre se dice que viene del juego practicado con los caballeros medievales consistente en introducir su lanza en un anillo o sortija de gran valor, enamoró al mismísimo José de Saramago. En su obra “Viaje a Portugal”, el Premio Nobel dedica unas líneas a esta localidad asegurando que acudir a ella es “entrar en la Edad Media” y donde destaca la “enormidad de sus murallas”. Pero Sortelha también aparece en otro de los textos de Saramago, “El viaje del elefante”. En esta villa transcurre uno de los pasajes de esta curiosa historia en la que un paquidermo llamado Salomón, regalo del rey Joao III de Portugal a su  primo Maximiliano de Australia, recorre el país luso. Como homenaje al fallecido autor y a esta obra, en las calles de Sortelha se puede ver un pequeño elefante tallado en granito. Quizás uno de los pocos signos de modernidad relativa que nos hacen despertar del sueño del tiempo detenido. Un sueño que acaba por completo cuando volvemos a cruzar la puerta de la villa y montamos en el coche para volver a la realidad. La maquinaria del reloj se empieza a poner en marcha mientras dejamos a atrás este regalo para los sentidos.

Fuente:
https://viajeconpablo.com/sortelha-portugal/

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