El modelo urbano de Barco de Ávila, que ha llegado a la actualidad, se generó durante la época de la repoblación, entre los siglos X y XI. Terminó densificándose durante los siglos XIX y XX.
La ubicación geográfica de la villa, limitada al este por la barrera natural del Tormes, y encerrada en su muralla medieval de la que se conserva claramente su trazado y algunas de sus partes relevantes, ha permitido el mantenimiento del tejido urbano hasta la actualidad, separando los nuevos crecimientos de la antigua trama. Asimismo, las calles que conforman la trama originaria, son también elementos básicos de su tejido urbano que adaptándose a las condiciones orográficas del terreno, va conectando los distintos hitos urbanos.
El Barco de Ávila constituye un conjunto histórico que conserva elementos urbanos y edificios significativos de gran interés, algunos de ellos gozan de la declaración de bien de interés cultural como Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y el Castillo de Valdecorneja, así como las murallas y Puerta del Ahorcado. El espacio de reunión más relevante «intramuros» es la Plaza Mayor, que de trazado rectangular y con carácter cerrado asoportalado, responde a la tipología tradicional de arquitectura popular, formando un conjunto urbano homogéneo singular. Los accesos principales se producen desde la calle Mayor, donde se encuentra la casa del reloj y de una manera más angosta desde la calle donde se localiza el ayuntamiento. Otros espacios relevantes son la Plaza de las Acacias y el entorno de la Iglesia Mayor de Nuestra Señora de la Asunción.
El conjunto conserva además edificios de interés tipológico, representativos de la arquitectura característica de la comarca, tanto de arquitectura culta con casonas de sillería de granito de dos o tres alturas con huecos abandonados dispuestos simétricamente en fachada, como interesantes ejemplos de arquitectura popular normalmente de mampostería encalada con recercados de piedra y aleros sobre canes de madera. Extramuros, destaca la presencia del río Tormes y sus riberas que conforman unas espectaculares vistas con el paisaje de la Sierra de Gredos, y cruzando el Puente Viejo, destaca otro elemento relevante del acervo popular, la Ermita del Cristo del Caño.
El casco histórico de la ciudad tiene incoado expediente para una posible declaración como bien de interés cultural en la categoría de conjunto histórico.
Puente románico
Es comúnmente llamado 'puente viejo'. No se sabe bien la época en la que se construyó el primer puente alzado en este lugar por los romanos, necesario para el tránsito de las calzadas. Pero es seguro que debido a tantas guerras y ataques sufridos tuvo que ser reconstruido en el siglo XII, adoptando así su actual estilo románico.
Aun así, el puente ha seguido cambiando desde entonces, pero todavía se puede reconocer en su forma la arquitectura romana, con sus ocho arcos desiguales y sus anchas pilas de sillares almohadillados. El puente es alomado con una cuesta de subida y bajada, conocida como "lomo de asno". Hasta el siglo XIX tuvo en su centro una torre defensiva, pero ésta fue destruida junto con toda la parte central en la Guerra de la Independencia por las tropas francesas. Diez años más tarde el puente fue reconstruido. La torre quedó sumergida en el río, pudiéndose observar vestigios de ella en las inmediaciones del charco de las tenerías.
Castillo de Valdecorneja.
Situado dominando el río y el puente, es el punto más elevado del valle. Construido sobre un castro vetón que fue destruido por los romanos. Fue edificado en el siglo XII y reconstruido en el siglo XIV. Su perímetro es cuadrado, la superficie puede calcularse en 1700 m² sin tener en cuenta las dependencias desaparecidas como el foso y contrafoso, el rastrillo, el palomar o las caballerizas. Al iniciarse la segunda mitad del siglo XIX quedó habilitado como cementerio municipal. Por ello aumentó su deterioro al arrancar el pavimento y grandes oquedades en sus muros. Actualmente el castillo, propiedad de la Casa de Alba, ha sido restaurado y reparado el pavimento y en parte la torre del Homenaje. Es utilizado para los actos culturales que se celebran en esta localidad.
Murallas
Originalmente las murallas rodeaban a la localidad, como se observa en el mapa de Francisco Coello elaborado en el Barco de Ávila en el siglo XIX, y tenían un espesor de 1,70 m y un total de tres puertas principales. Las murallas, como se puede observar por sus restos, partían del castillo y rodeaban el viejo pueblo del Barco. El trazado actual es del siglo XII y se debe su edificación igual que las de Ávila, Salamanca y Segovia a D. Ramón de Borgoña, marido de la primera señora de Valdecorneja. La planta de las mismas es pentagonal. Tenía dos puertas románicas, la del Campillo o de la Horcajada, actualmente derribada, y la de Piedrahíta o del Ahorcado, reconstruida; con arco de medio punto y torres avanzadas para su defensa.
Existían también dos puertas más: una enfrente de puente románico, la puerta del Puente, y la otra la puerta de la Villa denominada de la Ribera o de la Regadera. Poseía además tres postiguillos: el postiguillo del río casi enfrente de la Torre de la Iglesias, también denominado Postigo de la Gallareta, con escalera de bajada, y frente al Hospital el Postigo de la Regadera o del Hospital o del Batán y en la Calle del Río. La muralla dejaba paso a la Regadera de la Villa por un diminuto arco de herradura ya desaparecido. Tenía para su defensa varios cubos o torres avanzadas distribuidas a lo largo del trazado de la muralla.
Puerta del Ahorcado
Una de las antiguas puertas de la muralla, también es conocida con el nombre de «Puerta de Ávila». El nombre es debido a que según la tradición popular en esta puerta se ajustició por ahorcamiento a un alcaide de la localidad. Confluencia del Cordel de Extremadura con la Calle del Pozo. Única puerta de la muralla que permanece en pie, posee un estilo románico, aunque fue reconstruida en el siglo XVI. También se denominaba Puerta de Piedrahíta, hasta que en el siglo XVI ocurrió el hecho que hizo cambiar su nombre.
Ermita de San Pedro del Barco.
Templo construido en 1663 en el mismo lugar en que nació San Pedro de El Barco en 1088. En el año 1149 regresó a El Barco con su amigo San Pascual, natural de Tormellas. Como estaba muy viejo buscó a un mozalbete para que lo ayudara. la tradición y la leyenda dicen que pidió al Señor que le diera a conocer el momento de su muerte. Le anunció que sucedería cuando el agua de la fuente en que bebía se convirtiese en vino. En octubre de 1155, San Pedro tuvo sed y pidió al muchacho le trajeses un poco de agua, al probarla observó que era vino. A los 3 días murió.
San Pedro fue enterrado en la Basílica de San Vicente en Ávila. Al fallecer el Santo eran muchos los pueblos y ciudades que querían quedarse con el cuerpo, por este motivo se decidió montar el cuerpo en una mula y dejar que la misma fuese donde le pareciese bien y allí donde se parase sería donde se quedaría el Santo. La mula se paró en la Basílica de San Vicente y dando un fuerte golpe con una pata en una piedra dejó marcada su herradura —aún hoy se puede ver la piedra con la marca—, muriendo a continuación, por lo que San Pedro del Barco fue enterrado en la citada basílica de San Vicente de la ciudad de Ávila. En el libro ((Surco y Flor)) escrito por el barcense ((Francisco Mateos)) se narra toda la biografía de San Pedo del Barco, y editado en 1969, con prólogo del cardenal de Pamplona: ((Arturo Tabera)), también barcense preclaro.
Ermita del Santísimo Cristo del Caño
Tiene una tradición muy antigua. Por el siglo XIII, una gran crecida del Tormes arrastró, no se sabe desde dónde y dejó orillado a la izquierda del río por encima del puente, un Cristo de madera de tamaño natural. Lo vieron unos caminantes y junto a la gente del pueblo lo condujeron en procesión a la iglesia parroquial, donde se dejó. A la mañana siguiente volvió a aparecer en el mismo sitio, lo llevaron de nuevo a la iglesia. Al día siguiente ocurrió igual. La gente se convenció de que quería permanecer a la entrada del Puente y allí le erigieron una ermita, denominada del Humilladero inicialmente.
Cuatro siglos después se declaró ruinosa y en el siglo XVII (1672) se reconstruyó. Al hacer los cimientos surgió una corriente de agua que se recogió en una fuente de 3 caños. Desde entonces empezó a llamarse a la fuente y al Cristo del Caño. Hay fiestas en su nombre, el primer domingo de septiembre y viernes y sábado anteriores. Se lleva al Cristo en solemne procesión por el pueblo hasta la Iglesia Parroquial, lugar en el que permanece hasta el último domingo de octubre, fecha en que se devuelve la imagen a la ermita.
La Plaza Mayor y la Casa del Reloj.
Fue una antiquísima Casa Consistorial que se derribó en el siglo XVIII. Se alzó de nuevo con paredes de piedra labrada y mampostería de inconfundible traza castellana, Sobre el balcón que da al "Arvejo", se colocó el Reloj de la Villa y la torreta metálica que sostiene su campana. Actualmente está instalada la oficina de Turismo con antiguos sillones pertenecientes al Ayuntamiento.
En la planta superior, además de poder observar el mecanismo del reloj, se pueden contemplar distintas exposiciones. Desde la Plaza de las Acacias, dejando atrás la ermita de San Pedro y a la izquierda el hospital de San Miguel (hoy residencia para la tercera edad), se puede apreciar el conjunto de granito que forma la iglesia de la Asunción con su torre adyacente. A la derecha, el ábside, coronado por la espadaña – con campana – del "reloj suelto", rompe su estructura poligonal y presenta una pared lisa y recta que alberga la sacristía y la Sala Capitular, hoy museo de la parroquia.
Adentrándose en el atrio, de tiempos recientes, y se puede mirar el gran cubo de la torre. Fue construida en la misma época que las naves de la iglesia, en un claro estilo románico. En la fachada sur, se encuentra la puerta principal, un arco apuntado rodeado de dos contrafuertes, bajo una cornisa de modillones que podría evocar un resto de defensa militar. Ya dentro de la iglesia podemos apreciar su planta basilical, con las tres naves rematadas hacia oriente por los ábsides poligonales, sustentados por los contrafuertes exteriores e iluminados por varios ventanales ojivales. Cuenta con un grandioso retablo barroco de fines del siglo XVII, que se adapta a la forma poligonal del ábside. La capilla del Inquisidor, dentro de esta iglesia, se denomina así por un inquisidor de este pueblo que está enterrado en la misma.[cita requerida] También en esta capilla algunos enterramientos de la familia Sánchez-Ocaña.
Edificio de la Cárcel
El asocio de Villa y Tierra compró a la Parroquia en el año 1652 un par de casas en la Calle Mayor para edificar la cárcel. En tiempos remotos se metía a los presos en la casa del Concejo y siglos más tarde en una de las dependencias del Castillo. Es un inmueble de gran solidez en que destacan su amplia escalera de piedra, la alta portada, las rejas, los dos balcones. En ella tuvo su sede el Juzgado de 1ª Instancia. Actualmente ya está restaurado, alberga la Biblioteca Municipal, el Aula Mentor, y tres amplias Salas de Exposiciones.
Casa de Los Balcones
Situada en la Calle Mayor. Se la llamó así por ser la primera casa del pueblo que poseía balcones. Tiene la fachada característica de una casa de principios del siglo XV, con puerta de medio punto y grandes dovelas que recuerdan las de la muralla y del Castillo. Tiene 3 rejas con hierros repujados con águilas y bichas. Hay 3 balcones y una de las ventanas es de arte castellano puro. Fue casa de la Inquisición.
Casa de Recaudación
Posee tres grandes ventanales, en lo que se llamó “Carnicería alta” y fue conocido como Fielato. Son de finales del siglo XIV. Embellecidos por columnas de granito de auténtico sabor castellano. Puede contemplarse en la Plaza y en la Calle Mayor.
Casa de Los Gasca
Chaflán del siglo XV, compuesto por asientos, columnas y monolitos. Presenta una silueta alargada hacia lo alto. La puerta de orden clásico está protegida con un bello cornisamiento, el balcón de arco conopial florenzado remata con el escudo de los González Dávila. Esta fachada tuvo cadenas indicativas de que había sido visitada por los reyes. Se derribó hace unos años, pero se volvió a erguir dentro del recinto el Colegio "Juan Arrabal". Fue la casa solariega de Pedro de la Gasca, clérigo, y miembro del Consejo Supremo de la Inquisición.
Calle de La Gallareta
Es la calle más corta y estrecha del pueblo. Se denomina así porque en su ámbito se hallaban granjas de hermosos gallos reproductores. Fue conocida también por "el Callejón de los Combates", donde dejaron la vida invasores franceses y combatientes españoles.
Folclore y cultura popular
Leyendas
Existe una leyenda popular que habla de un misterioso túnel que partía del Castillo, iba por debajo del Río Tormes y llegaba a la torre del Prado Cubo. Según historias de personas del lugar, durante el siglo XX se enviaron dos perros por dicho túnel, y uno de ellos apareció días después en el otro lado del río, dándose por muerto el otro animal durante la travesía por el túnel.
San Pedro de El Barco protagoniza una de las Leyendas más curiosas de todo Ávila. Su fama de santo era tal cuando murió que El Barco, Piedrahíta y Ávila se disputaban sus restos; en medio de la disputa habló un niño de pecho y dijo que colocaran los restos del difunto sobre una mula, y donde la mula parase debería ser enterrado. La mula echó a andar con el santo sobre sus lomos; hizo su primera parada para beber agua en la ribera del Tormes, donde ahora se encuentra la fuente denominada de San Pedro de El Barco; finalmente fue a parar en San Vicente, en Ávila, donde cayó muerta. Allí enterraron al santo, y a la mula bajo uno de los cubos de la muralla. Dice la tradición que la mula asoma su cabeza entre los sillares de dicho cubo, conocido como “el cubo de la mula”, y así parece ser. Una mirada más detenida nos lleva a descubrir, en lo que se conoce como la cabeza de la mula, un verraco celtíbero utilizado como sillar en la construcción de la muralla. El viejo Hospital de San Miguel y la plaza, llena de soportales y cafés al estilo antiguo, completan la visita artístico-cultural de la Villa.
En la novela Por quién doblan las campanas, de Ernest Hemingway, aparece un personaje llamado Anselmo, que dice ser de El Barco de Ávila.
Canciones populares
La canción “Serrana mía” puede considerarse como el principal exponente del folclore barcense. Su creación, hacia el año 1925, se debe a D. Víctor Pérez Pérez, que por aquel entonces era Director de las Escuelas de la localidad. Con el paso del tiempo, esta canción parece que hubiera nacido en Salamanca. A ello dio origen distintas grabaciones que la clasificaban como popular de esa provincia, a pesar de que los lugares que cita (la Ribera, el Cristo del Caño...) son inequívocamente barcenses.
El folclore barcense se enriquece con la canción “La palomita blanca”. Cantares de boda y el Villancico Barcense, pero por encima de cualquiera sobresale el “Himno al Barco”, obra de Julio Andray Araoz y Francisco Mateos Rodríguez, que cumplió el XXV Aniversario en el año 1988, así como otra serie de composiciones que se recogen en la publicación literaria y musical “Melodías Barcenses”. El traje típico barcense es el serrano con los mismos adornos que los serranos de Béjar.
Fiestas
El rey Alfonso VIII de Castilla autorizó en el Fuero concedido a esta Villa la celebración de dos ferias anuales a celebrarse en marzo y octubre. El Duque de Alba dio permiso para celebrar otra en mayo y ya dentro del siglo XX se autorizó la celebración de otra en agosto. El devenir de los tiempos modernos y las circunstancias socio-económicas, han hecho cambiar la fisonomía de estas ferias, que desde el año 1991 quedan como sigue:
7 y 21 de enero
21 de febrero
2 y 21 de marzo
21 de abril
7 y 21 de mayo
21 de junio
21 de julio
10 y 21 de agosto
21 de septiembre y Mercado de los Santos (último lunes de octubre)
21 de noviembre
21 de diciembre.
En la localidad se celebran tres fiestas:
Fiestas de Santiago o de los Quintos: incluyendo el 25 de julio —día de Santiago—, se celebran durante el fin de semana anterior o posterior (cuatro días).
Fiestas en honor a San Pedro del Barco: durante cuatro días alrededor del 12 de agosto —día de San Pedro—.
Fiestas en honor al Stmo. Cristo del Caño: Primer domingo de septiembre y sábado y viernes anteriores. Son las fiestas patronales. Traslado en procesión nocturna de la venerada imagen del Stmo. Cristo del Caño. Gigantes y cabezudos.
Durante estas fiestas se celebran verbenas nocturnas, en la Plaza Mayor (caso de las fiestas del Cristo) o en la Plaza de las Acacias (fiestas de Santiago y San Pedro). Cualquier fiesta es amenizada por la dulzaina, la banda de cornetas y tambores y la banda municipal. Asimismo, los festejos taurinos se celebran en la plaza de toros, que data de 1889. Desde el año 2007, durante los meses de mayo y junio, en las instalaciones del rehabilitado Cine-Teatro Lagasca, se celebra el Certamen Nacional de Teatro Amateur Lagasca, donde se dan cita los mejores grupos de teatro aficionado. Este festival de teatro se está convirtiendo en un referente dentro del panorama de teatro aficionado en España.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/El_Barco_de_%C3%81vila
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