Situado a orillas del río Tormes, a 949 metros de altitud, en un paraje
natural especialmente atractivo, cuenta con una población de unos 500
habitantes que, en verano, se ve ampliamente incrementada por el gran
número de veraneantes que aquí acuden.
En las mismas puertas del pueblo existen parajes de una gran belleza, con zonas aptas para el baño y la pesca.
Destaca
del conjunto urbano la silueta de su castillo, edificado en el siglo
XVI por los señores Dávila de Cespedosa, hoy propiedad privada, que se
conserva en bastante buen estado; junto con el puente sobre el río
Tormes, construido a si mismo en el siglo XVI, compuesto de trece arcos
de medio punto, con tamajares contra la corriente.
Existen también algunas muestras de arquitectura popular y de una interesante iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Asunción.
Celebra sus fiestas patronales el 16 de agosto, festividad de San Roque.
En
sus proximidades, en la carretera a El Tejado y pertenecientes a este
término municipal, se encuentran las Ruinas Arqueológicas de el
Berrueco, declaradas Monumento Historico-Artístico en 1941; si bien hay
que indicar que estas ruinas se encuentran en una amplia zona del monte
Berrueco a bastante altura, siendo difíciles de encontrar, por lo que no
se recomienda su visita a personas no especialistas.
BREVE RESEÑA HISTORICA
Con anterioridad a la llegada de los
romanos estas tierras estuvieron habitadas por los vettones, pueblo de
origen indoeuropeo, cuya principal ocupación era la ganadería.
De
la dominación romana nos queda como muestra más significativa los
restos de la Calzada de la Plata, vía de comunicación importantísima,
que unía Mérida con Astorga, y atravesaba esta comarca de sur a norte
siguiendo un trazado más o menos paralelo a la actual CN-630 (Gijón -
Sevilla).
Durante la época árabe , Béjar constituyo una plaza
fuerte muy importante, construyéndose, en el solar que hoy ocupa el
Palacio Ducal, una Alcazaba (castillo) y rodeándose toda la ciudad de
una muralla, de la que aún se conserva su parte occidental.
Reconquistadas
definitivamente estas tierras en tiempos de Alfonso VII, Rey de
Castilla y Rey de León, el entorno bejarano fue asignado al reino de
Castilla, de aquí que la mayor parte de esta comarca fuera repoblada con
gentes castellanas.
Reunificados definitivamente los reinos de
Castilla y León, en 1230, en la persona de Fernando III el Santo, esta
zona siguió los avatares generales de la historia de España, si bien hay
que destacar la creación del Ducado de Béjar y la enorme importancia
que sus duques tuvieron dentro de la alta nobleza española.
PAISAJE DE ESTA COMARCA
Dada la amplitud de esta comarca turística, el paisaje natural que ofrece es lo más variado.
En
la parte norte, el paisaje que puede contemplarse es el típico de la
meseta, con amplias zonas llanas, normalmente dedicadas al cultivo de
cereales; aunque la existencia del embalse de Santa Teresa confiere a
sus alrededores un entorno característico de los grandes lagos
artificiales.
En la parte oriental predominan las pequeñas
elevaciones pobladas de encinas y monte bajo, con algunas áreas de
cultivo, donde lo más interesante son precisamente las zonas próximas al
río Tormes, principalmente en los alrededores del Puente del Congosto.
El
corazón de esta comarca se sitúa en torno a Béjar y Candelario, puntos
de mayor atracción turística, donde el paisaje es el elemento
fundamental de sus atractivos, y se caracteriza por la frondosidad de
sus bosques, la enorme variedad de árboles y plantas, sus bellísimos
parajes y unas extraordinarias vistas panorámicas.
En la parte
más alta de sus tierras, el terreno es agreste, duro y accidentado, con
afloraciones graníticas y escasa vegetación, que permite la
contemplación de extensas zonas a sus pies.
El propio pueblo nos ofrece un singular atractivo turístico. Merece la pena visitar la iglesia parroquial, algunas de sus edificiaciones civiles típicamente serranas, o transitar por cualquiera de sus dos magníficos puentes de piedra, desde los cuales se ofrece una inigualable visión del cauce del río, singularmente atractivo a su paso por el pueblo, pues discurre encajonado entre impresionantes moles de piedra que han sido pacientemente horadadas por la acción del agua durante millones de años. Especialmente sobrecogedor es contemplar el impetuoso paso de las aguas en épocas de crecidas, sobre todo en invierno y primavera, tras días de fuertes lluvias en los valles serranos.
Los amantes de la arqueología pueden evocar tiempos pasados dándose un paseo por las escarpadas laderas del cerro del Berrueco, desde cuya cumbre puede divisarse un vasto horizonte que en días claros alcanza hasta la ciudad de Salamanca. Sucesivas poblaciones del paleolítico superior, neolítico, calcolítico, Primera y Segunda Edad del Hierro, e incluso visigodos, habitaron diversos parajes del mismo o sus estribaciones.
Los paisajes más encantadores los encontraremos dirigiéndonos hacia la sierra, bien la de Gredos, bien la de Béjar.
HISTORIA.
El castillo-fortaleza de Puente del Congosto está emplazado en el municipio salmantino del mismo nombre, al margen izquierdo del río Tormes, defendiendo el paso por el puente medieval que dio nombre al pueblo. Estas tierras ya estuvieron habitadas desde tiempos prehistóricos, especialmente el cercano cerro del Berrueco, imponente promontorio granítico que dio cobijo a infinidad de poblaciones primitivas, desde el paleolítico superior hasta la romanización, razón por la que es considerado la más importante estación arqueológica de la provincia salmantina.
El nacimiento de la aldea de Puente del Congosto se remonta a los últimos años del siglo XI, una vez reconquistada definitivamente la ciudad de Ávila a los sarracenos.
Fuentes: http://puentedelcongosto.blogspot.com.es/
www.castillodelosdavila.blogspot.com/
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