miércoles, 28 de noviembre de 2012

Ledesma - Salamanca


La Villa de Ledesma se encuentra a 35 Kilómetros de la ciudad de Salamanca y se extiende sobre una muela granítica a 780 m de altitud bordeada en sus flancos oriental y septentrional por el río Tormes. El caserío ha ocupado este resalte natural probablemente desde época pre-romana. La ubicación estratégica a orillas del río y su fácil defensa, junto al menhir (16 y el verraco (1) de Ledesma, nos hablan de la existencia de un castro prehistórico como primer asentamiento del lugar.
La época romana dejó testimonios de la ocnpación de estas tierras situadas en la frontera norte de la Hispania Ulterior. Algunos ejemplos son el Puente Mocho sobre la Rivera del Cañedo o el puente que salva la Rivera de Fuentes Luengas, en la dehesa de Peñacerracín, que conservan la fábrica romana. Vestigio de la romanización es también el cipo o mojón terminal incrustrado en la pared nordeste de la Iglesia de Santa María, cuya inscripción hace referencia a César Augusto y a Bletisa como posible denominación romana de la actual Ledesma; el cónsul Bleto quedó al cargo de la ciudad en el año 93 y la dio su nombre, que sucesivamente pasó por los de Belisa, Lelisa, Letisma y Letesma antes de llegar a ser Ledesma.


El emperador César Augusto pontífice máximo, de la potestad tribunicia XXVIII, cónsul XlII, padre de lo patria. Término augustal entre Ledesma, Ciudad Rodrigo y Salamanca.
La presencia musulmana se remonta al menos hasta el año 745, año en el que sufrieron martirio los clérigos Leonardo y Nico]ás, a la sazón instructores de Nicolasín, hijo del señor árabe de Ledesma, que fue bautizado y también martirizado. La convivencia entre los nuevos y los viejos pohladores debió ser amistosa, a pesar de los acontecimientos descritos, y todo parece indicar que los dominadores ocuparon ]a parte noble de la Villa y los cristianos se situaron en las afueras. La pujanza económica de aquellas épocas y los primeros intentos de relocalidad cristiana por parte de Ramiro II tras ]a batalla de Simancas explican los ataques de Almanzor en los años 978 y 979 así como el relativo vaciamiento de las tierras ledesminas hasta bien entrado el S. XI. La relocalidad definitiva de Ledesma llega con e] rey Fernando II de León, que otorga el fuero en el año ]16] e inicia una época de esplendor de la Villa cuyo alfoz se ubica entre los de Salamanca, Zamora y Ciudad Rodriga. Es también ahora cuando se erige la muralla con grandes bloques de granito y varias puertas que refuerza los 40 metros del foso del Tormes.
El medievo convierte a Ledesma en centro político y en punto estratégico para ]a comunicación entre los territorios del norte y este de] reino de León, además de articular las relaciones de los núcleos circundantes; recordemos que en el vado de] Tormes, al pie de la villa, se entrecruzan seis vías pecuarias, algunas utilizadas asimismo como calzadas, que son la Colada de Fermoselle, el Cordel de Almeida, el Cordel de Ciudad Rodrigo, la Vereda de Asmesnal, lVereda de Peñalvo y la Colada de Doñinos de Ledesma, La ubicación fronteriza de Ledesma es un acicate para la llegada de repobladores gallegos y asturleoneses que de forma espontáuea se establecen en estas tierras.
El alejamiento geográfico y el papel de los caballeros en las batallas con los musulmaues y los portugueses y en la lucha por la indepeudencia del reino de Castilla supuso una organización política y económica en gran medida independiente del poder real y con un fuerte peso del Concejo, más allá del carácter realengo de estas tierras o de la cesión temporal a diferentes señores. En el año 1462 el rey Enrique IV cede el dominio de Ledesma a su favorito Don Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque, que se convierte en el primer conde de Ledesma e impone su escudo a la Villa que, desde este momento y hasta la disolución del régimen señorial en el S. XIX, pertenercerá a sus legítimos descendientes. Las franquicias del mercado semanal de los jueves y el dominio de Ledesma sobre 116 lugares, 35 alquerías y 30 despoblados situados en sus cinco rodas convierten a la ciudad en punto de intercambio. La centralidad comercial y la bonanza económica se traduce en un aumento demográfico y en la expansión del caserío más allá del recinto murado -ocupado por la nobleza, la administración y la iglesia- y del arrabal histórico de Los Mesones. De esta forma surgen al sur y al oeste los arrabales de Santa Elena, San Pablo, del Mercado, San Jorge, las Huertas y Las Vent¡¡s donde se instalan los nuevos labrantines, comerciantes y jornaleros que acuden a la villa y elevan de 489 vecinos a finales del S. XVI a 600 a principios del S. XVII. La sucesión de hambrunas, malas cosechas y peste unido a la salida de la nobleza civil y eclesiástica hizo retroceder la localidad en los siglos siguientes por debajo de los 450 vecinos.

Fuente: http://www.rurismo.com/pueblo/salamanca/ledesma--7537.asp

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